Ajuste el par de apriete, apriete el tornillo hasta alcanzar el par de apriete seleccionado, siga apretando hasta que se oiga un «clic» y ¡listo! Por supuesto, no es tan sencillo como parece. Porque incluso las fuentes de error aparentemente pequeñas pueden afectar a la calidad de su trabajo. Estas son las tres más importantes.
Mantenga el dedo índice a unos diez centímetros delante de los ojos y mírelo de manera alterna con el ojo izquierdo y el derecho. Parecerá que el dedo está cambiando de posición. Ese es el efecto de paralaje. El ángulo de visión es crucial para lo que vemos. ¿Pero qué tiene que ver esto con la llave dinamométrica? Pues bien, en la mayoría de las llaves dinamométricas, el par de apriete objetivo se ajusta mediante un botón giratorio o un control deslizante y se lee en una marca de una escala. Si observa la escala en ángulo desde la izquierda o la derecha en lugar de centrada desde arriba, la posición relativa de la marca sobre la escala también cambia. Se ha producido el efecto de paralaje, lo que puede hacer que establezca el valor incorrecto. ¡Asegúrese siempre de tener el ángulo de visión correcto!
En el interior de la mayoría de las llaves dinamométricas mecánicas hay un muelle como elemento de medición, que desempeña un papel esencial en el proceso de disparo. En pocas palabras, cuanto mayor sea el par de apriete deseado, mayor tensión en el muelle. Como cualquier otro componente, el muelle está naturalmente sujeto a un cierto desgaste. Dado que no se «relaja» automáticamente después de la activación, es imprescindible que se restablezca a «0» al final de la jornada laboral. Solo así se mantienen la flexibilidad y la fuerza de tracción durante un largo periodo de tiempo y se garantiza la precisión de la llave.